Sé valiente, ten ánimo| Llavero La orante

Sé valiente, ten ánimo (Salmo 27). Llavero de cuero grabado con la imagen del orante.

Orante.

Durante milenios los creyentes han levantado sus manos a Dios: "Hacia ti levanto mis manos, mi alma es como una tierra que tiene sed de ti" (Sal 143, 6). En la oscuridad de las catacumbas de los primeros cristianos, unas humildes lámparas de aceite con frecuencia dejaban ver la imagen de una mujer en pie, con los brazos en alto, como si estuviera obedeciendo a las palabras de Jesús ("Cuando estéis en pie orando...": Mc 11, 25) y a las de su apóstol Pablo ("Quiero que todos los hombres oren en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas, sin ira, ni discusiones": 1 Tm 2, 8). Más aún, cuando sus ojos se clavaban en Jesús que asumió esa gestualidad cuando desde la cruz oró y se ofreció al Padre a favor de toda la humanidad. Esa figura de la orante, tan frecuente en las catacumbas y en los sarcófagos cristianos, era una invitación a vivir en apertura continua hacia el único que puede responder a nuestros anhelos de bien y de plenitud: manos vigilantes y atentas para acoger el don de Dios que nunca duerme, manos pobres que no dejan de esperar en Dios y de agradecer a Dios, manos decididas que no se esconden de Dios porque desean clamar desde lo hondo del corazón lo que tantas veces ni siquiera acertamos a expresar, manos valerosas que presentan la existencia para que se convierta en donación, manos generosas para derramar bien y entregarse al amor.